INDUSTRIA DE LA CONFECCIÓN EN CHILE
Historia de la industria de la confección en Chile
27 enero, 2023 por
INDUSTRIA DE LA CONFECCIÓN EN CHILE
Importaciones Yarnabeth Limitada

Al mirar la etiqueta de tu ropa, lo más probable es que te encuentres con frases como “made in China”, “made in Bangladesh” o “made in Vietnam”.  Estos países son hoy los principales proveedores de confecciones textiles a nivel global, debido que las grandes marcas de ropa buscan producir sus prendas al menor costo posible. Y es allí donde encuentran mano de obra barata y precaria.

En cambio, si preguntas a personas mayores de 40 qué leían en las etiquetas de sus prendas, es probable que te respondan: ¡Hecho en Chile! Y es que hasta hace unas tres décadas -quizás hasta fines de los 80- la industria textil chilena abastecía gran parte de la demanda nacional. No sólo en lo referido a la confección, sino también al hilado y tejido de telas  para la industria de la confección.

Según la plataforma www.memoriachilena.cl, la industria textil nacional vivió una “época de oro” entre los años 30 y 70 del siglo pasado, cuyo esplendor se registró en los años 60, cuando el 95% de la demanda por productos textiles en Chile era abastecida por empresas nacionales. En ese periodo se desarrolló una verdadera cadena productiva en el sector textil chileno: desde la elaboración de paños y telas, hasta todo tipo de prendas de vestir, y el resto de materiales requeridos para su fabricación: fábricas de cierres, botones, elásticos, entre otros insumos.

Fue la Gran Depresión de 1929 el punto de partida de la “época de oro”. Para evitar depender de las importaciones y de los vaivenes del extranjero, el Gobierno de entonces impulsó la llamada industrialización por sustitución de importaciones, que permitió el desarrollo de diversas industrias consideradas estratégicas, entre ellas, la textil.   Pero otro Gobierno -la dictadura militar- cambió la estrategia del crecimiento hacia adentro por la liberalización económica. A partir de 1975, se bajaron los aranceles que protegían la industria nacional y comenzaron a llegar productos extranjeros a menor precio. Se inició un declive que se profundizó con la firma de tratados de libre comercio desde los años 90 en adelante.

Siguiendo una tendencia global, los ojos se trasladaron a Oriente: primero China, luego Bangladesh, últimamente, Vietnam, se convirtieron en los grandes talleres de la industria textil global. En Chile quedaron los diseñadores, que se dedican a crear modelos de acuerdo con las tendencias de la moda. Y la fabricación de las prendas ocurre en fábricas de Asia, donde la mano de obra es más barata y extremadamente precaria.

De esa “época de oro” quedan hoy en Chile pequeños y medianos talleres, dedicados a la confección de prendas a menor escala y personalizada. Su tamaño les permite garantizar la calidad, no sólo de las telas, sino de los procesos. Se puede privilegiar la personalización de las confecciones, elegir telas producidas en procesos ambientalmente amigables, cuyos precios pueden ser mayores, pero que muchos consumidores están dispuestos a pagar para cuidar el planeta. En definitiva, todos los beneficios que tiene confeccionar tus prendas en casa.

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